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viernes, 15 de junio de 2007

Tiberio (3ª parte)

En el año 31, Seyano llegó a la cúspide de su carrera política cuando Tiberio lo nombró segundo cónsul (él era el primero). Y como Tiberio vivía ahora permanentemente en Capri, eso significaba que Seyano era el único cónsul en funciones. Hay que decir que todos los colegas de Tiberio en el consulado habían tenido muertes trágicas: Publio Quintilio Varo (con quién había compartido el consulado en el 13 a. C.) había sido emboscado y muerto por un ejército de rebeldes germanos en el año 9 d. C. Los otros tres fueron Germánico, Druso y Gneo Pisón.
Seyano acabó por compartir esa maldición. Los hechos nunca quedaron del todo claros, pero aparentemente conspiró con su amante Livila para destronar a Tiberio y gobernar el Imperio, o bien como emperador y emperatriz, o bien como regentes del joven Tiberio Gemelo. Antonia, la madre de Livila, se enteró por casualidad del complot e informó a su cuñado, el emperador. El 18 de octubre del 31, Tiberio, en un movimiento audaz y sorpresivo, envió una carta sellada al Senado ordenando el arresto de Seyano por varios crímenes que había cometido (y que nadie conocía mejor que Tiberio). Los senadores, que odiaban y temían a Seyano, pudieron desquitarse ese mismo día del hasta entonces favorito del emperador. Así, Seyano fue estrangulado y su cadáver fue descuartizado por la turba.
Sus tres hijos con Apicata fueron ejecutados; como la hija de Seyano era vírgen y se consideraba que era de mala suerte ejecutar a una, el Senado ordenó que el verdugo la violase antes de ajusticiarla. La propia Apicata -de quién Seyano se había divorciado poco antes, con la idea de casarse con Livila- se suicidó, pero antes escribió una carta de Tiberio delatando a Livila (a quién, quizá con razón, consideraba responsable de las muertes de su marido e hijos) como envenenadora de Druso. Tiberio, que creía que Livila sólo había sido amante de Seyano, decidió que su sobrina y ex nuera debía morir, aunque no se sabe cómo murió exactamente. Algunas versiones afirman que se envenenó para evitar ser ejecutada; otras, que se la hizo morir de hambre. El Senado emitió un decreto de damnatio memoriae contra Seyano y ella, destruyendo sus estatuas y borrando sus nombres de los documentos oficiales.
El mismo día de su arresto y ejecución sumaria, Seyano fue destituido como comandante de la Guardia Pretoriana y reemplazado por Quinto Nevio Macro, un hombre tan inescrupuloso como su predecesor, aunque de orígen más humilde. Macro persiguió a los partidarios de Seyano con tanto entusiasmo como Seyano había perseguido a los de Agripina. Los juicios por traición y las ejecuciones se volvieron cosa de todos los días en Roma. Tiberio abandonó por completo los asuntos de Estado, dejándolos en manos de Macro (sólo interesado en enriquecerse y satisfacer rencores personales) y de los burócratas (que gobernaban casi por inercia). Ésto permitió que los partos hicieran incursiones en Armenia, y que los germanos cruzaran regularmente en Rin para saquear los territorios romanos.
Tiberio, en Capri, se dedicó a una vida de orgías y lujo. Había en en interior su villa varias habitaciones dedicadas expresamente al sexo, adornadas con pinturas pornográficas; allí Tiberio se juntaba con chicos y chicas hermosos, a quienes se hacía tener relaciones frente a él para "inspirarlo". No obstante, el emperador también llevaba sus orgías a los bosques y grutas de la isla. Tiberio también entrenó a niños de corta edad para que se metieran en la bañera con él y le succionasen el pene como si fueran los senos de su madre; él los llamaba "mis pececitos". Suetonio cuenta que un amigo, al morir, le legó un cuadro que representaba a Atalanta practicándole sexo oral al argonauta Meleagro, y estableció también que si al emperador le desagradaba la pintura, podría optar por un legado de un millón de sestercios: Tiberio eligió el cuadro sin vacilar. También se cuenta que Tiberio, en un sacrificio, se sintió subitamente atraido hacia el muchacho que llevaba en incienso, y que lo violó sin molestarse en esperar que concluyese la ceremonia. Luego hizo lo mismo con su hermano, un flautista, y les hizo quebrar las piernas a ambos.
Se sabe que el pueblo romano creía firmemente en los rumores sobre la vida que llevaba el emperador en Capri (parece que lo apodaban "El Viejo Macho Caprino"), pero no se sabe a ciencia cierta si esos rumores eran verdaderos o inventados por sus muchos enemigos.
Tras la muerte de Nerón y Druso, nunca quedó bien en claro quién era el heredero de la posición de Tiberio. Quedaban tres miembros varones de la familia imperial aparte del propio emperador: su sobrino Claudio (a quién entonces nadie consideraba como posible sucesor por su supuesta estupidez), su nieto Tiberio Gemelo y su sobrino-nieto y nieto por adopción Cayo Calígula. Como hijo de Germánico, Calígula era el preferido por todos para ser el futuro emperador.
El 16 de marzo del 37, Tiberio cayó gravemente enfermo en una visita a la ciudad de Miseno. Tácito cuenta que cayó en un coma profundo y que Calígula y Macro lo tomaron por muerto, tras lo cual el primero se autoproclamó emperador. No obstante, Tiberio despertó del coma, y Macro tuvo que asfixiarlo. El pueblo romano festejó su muerte y hubo una manifestación para impedir que su cuerpo fuese sepultado en la ciudad, que debió ser reprimida. Los romanos sentían que, con la muerte del odiado Tiberio y el ascenso al poder de un hijo del gran Germánico, comenzaba una etapa mejor. Muy pronto se darían cuenta de que Calígula era mucho peor que su antecesor.

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