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miércoles, 6 de junio de 2007

Eduardo II (2ª parte)

En agosto de 1323 Rogelio Mortimer escapó de la Torre de Londres, supuestamente ayudado por la reina Isabel, y se exilió en Francia. En 1325 estalló una disputa territorial entre Eduardo II y el rey Carlos IV de Francia, hermano de Isabel. La guerra entre ambas naciones parecía inminente cuando Isabel se ofreció a mediar entre su hermano y su esposo. Eduardo aceptó y mandó a Isabel a Francia.
Allí, Isabel se reencontró con su hermano y con Mortimer. Y, en ese ambiente más relajado y donde no tenía tantos enemigos, la reina inglesa comenzó un apasionado romance con el antiguo aliado y actual adversario de su esposo. Isabel y Mortimer ocultaron su relación durante un tiempo, pero finalmente su adulterio pasó a ser conocido por todos en la corte francesa (y en la inglesa).
Entretanto, Isabel y Carlos firmaron un tratado de paz, pero para que el tratado fuese legítimo Eduardo debía viajar a Francia para confirmarlo, o bien mandar a su hijo Eduardo para hacerlo. Aquí se planteó un dilema para el rey: sabía que si iba a Francia dejando a su amado Despenser en Inglaterra, los nobles podrían asesinarlo como a Gaveston. Pero si mandaba a su hijo, Isabel y Mortimer lo utilizarían en su contra. En ese momento se demostró lo acertado que había estado el conde de Pembroke cuando en 1324, en su lecho de muerte, le advirtió al rey usando una cita bíblica que era muy peligroso para un hombre amar a otro más que a sí mismo. Las suplicas privadas y públicas de Despenser lo terminaron persuadiendo de enviar al príncipe Eduardo, de unos 13 años.
Tras la firma del tratado, Isabel y su hijo deberían haber vuelto a Inglaterra, pero la reina se hizo la distraida y permaneció en la corte de su hermano, poniéndose en contacto con muchos nobles ingleses exiliados por los Despenser. Pronto quedó claro que ellos planeaban una invasión a Inglaterra, liderados por la reina y por Mortimer. Esto, como es natural, despertó las iras de su marido. Eduardo II mandó a Carlos IV una carta indignada exigiendo que su esposa fuese reenviada a Inglaterra, pero Carlos respondió que “La reina ha venido por su propia voluntad y puede volver libremente si lo desea. Pero si prefiere permanecer aquí, entonces me rehúso a expulsarla”.
Pese a esto, Isabel y Mortimer temían que la presión de Eduardo acabaría volviendo a Carlos IV en su contra, y abandonaron Francia en el verano (boreal) de 1326. Y fue entonces que quedó más en evidencia el error de Eduardo II de mandar al príncipe con Isabel, pues cuando llegaron a la corte de Guillermo, conde de Hainaut, uno de los nobles holandeses más poderosos, ella pudo establecer una firme alianza con él casando a su hijo con Felipa, la hija del conde. Guillermo entonces le dio un ejército para ayudarla a invadir el reino de su esposo. El pretexto de la invasión era simplemente derrocar a los Despenser, pues Isabel afirmaba temer por su vida si volvía a la corte inglesa y ellos seguían en el poder.
En septiembre de 1326, Isabel y Mortimer desembarcaron en Suffolk con su ejército holandés. Eduardo II ofreció una recompensa por la cabeza de Mortimer (y se rumoreaba que llevaba un puñal consigo a todas partes para matar a su esposa personalmente si la capturaban), e Isabel respondió ofreciendo el doble de dinero por las de los Despenser. Muchos nobles -entre ellos Enrique, hermano del difundo Tomás de Lancaster- se unieron a la reina, mientras que todos los intentos del rey de levantar un ejército fracasaron. Hay que tener en cuenta que desde 1322 los Despenser habían manejado Inglaterra despóticamente; si bien el pueblo inglés seguía siendo leal a su monarca, no estaba dispuesto a levantar un dedo por sus favoritos.
En octubre, Eduardo II huyó de Londres y la reina Isabel tomó la ciudad sin problemas. Su popularidad quedó demostrada cuando hizo un discurso afirmando que venía a liberar al reino de los Despenser y sus seguidores, y mencionó al tesorero real Walter de Stapledon. Una turba iracunda linchó a Stapledon, saqueó su casa y le llevó su cabeza a Isabel y Mortimer. Esto desencadenó grandes disturbios, en los cuales los londinenses aprovecharon no sólo para descargar su furia contra los partidarios de los Despenser, sino para satisfacer rencores personales, robar, violar y asesinar. Indiferentes al caos que habían desatado, Isabel y Mortimer viajaron de Londres a Bristol, donde capturaron a Hugo le Despenser el Viejo, conde de Winchester. Al día siguiente Winchester fue juzgado por un tribunal formado, entre otros, por Mortimer, Enrique de Lancaster, Tomás, conde de Norfolk y Edmundo, conde de Kent, hermanos de Eduardo II. Isabel suplicó -tal vez hipócritamente- al tribunal que fuese clemente con el anciano Winchester, pero los jueces lo condenaron a ser ahorcado y decapitado, principalmente por el “asesinato” de Tomás de Lancaster en 1322.
Eduardo II y Despenser se habían refugiado en Gales, donde el rey esperaba que sus súbditos estuviesen más dispuestos a pelear por él. Pero los galeses odiaban a Despenser, quién había asesinado a traición al popular noble rebelde Llywellyn Bren en 1318. Esto permitió a Enrique de Lancaster capturar con facilidad a Eduardo y Despenser. Lancaster separó a los amantes, mandando a Despenser a Hereford, donde estaban Isabel y Mortimer, y llevando personalmente al rey a Kenilworth.
En Hereford, Isabel pudo vengarse ferozmente del amante de su marido. Despenser intentó suicidarse por inanición para no tener que enfrentar la brutal ejecución que sabía que le tenían preparada, pero no llegó a morirse de hambre a tiempo. Cuando llegó a Hereford, una multitud lo sacó del carruaje, lo desnudó y le escribió versos bíblicos acerca de la arrogancia y la corrupción en la piel. Luego fue llevado a la plaza pública, donde Mortimer e Isabel estaban esperándolo. Se leyó la larga lista de cargos en su contra, tras lo cual se llevó a cabo la ejecución. Primero fue ahorcado, pero sin romper su cuello y sin que se llegara a morir de asfixia. Luego fue descolgado, atado a una escalera, castrado y obligado a mirar como quemaban sus genitales. Después le arrancaron los intestinos y el corazón, y los quemaron frente a la multitud. Así murió Hugo le Despenser el Joven, a los 40 años.
Si bien había muchos que querían que Eduardo II también fuese ejecutado, Isabel y Mortimer prefirieron encarcelarlo de por vida. Ejecutar a un rey inglés sentaría un precedente peligroso. En enero de 1327 el Parlamento se reunió y, presionado por Mortimer, destituyó a Eduardo II para luego nombrar a su hijo rey con el nombre de Eduardo III. No obstante, Mortimer e Isabel sabían que la decisión no quedaría firme si Eduardo II no la confirmaba abdicando al trono. Se le envió una delegación encabezada por Enrique de Lancaster y por Juan de Stratford, arzobispo de Canterbury. Le leyeron una larga lista de sus errores e incompetencias. Lo amenazaron, en privado, con nombrar a Mortimer rey de Inglaterra si él no abdicaba a favor de su hijo. Deprimido por la muerte de Despenser y por la lista de errores, Eduardo aceptó. Así comenzó el reinado de Eduardo III, pero como el nuevo monarca tenía 14 años, se nombró un consejo de regencia dirigido por su madre y por Mortimer.
Ahora conocido como “Eduardo Plantagenet” (al igual que Luis XVI, que, tras ser depuesto por la Revolución Francesa, fue llamado simplemente “Luis Capeto”), el ex rey fue trasladado al castillo de Berkeley. Si bien algunos cronistas afirmaron que fue muy maltratado por sus carceleros, hay evidencia que demuestra lo contrario. Eduardo estuvo preso allí desde el 3 abril de 1327 hasta su muerte, ocurrida el 21 de septiembre.
La muerte del ex rey fue atribuida a Isabel y Mortimer, lo cual no es nada extraño. En su momento se rumoreó que Eduardo había sido estrangulado, pero en el siglo XVI surgió otra versión más novelesca y truculenta. Según ésta, Mortimer y la reina consideraban que, pese a su abdicación, Eduardo seguía siendo peligroso, y decidieron matarlo. Los carceleros estaban dispuestos a asesinarlo, pero no sin una orden escrita.
Entonces Isabel y Mortimer les enviaron una nota en latín que decía simplemente: Eduardum occidere nolite timere bonum est. El mensaje podía ser interpretado de dos maneras: si se insertaba una coma entre nolite y timere, significaba “No matéis a Eduardo, temer es bueno”. Si no se insertaba la coma, significaba: “No temáis matar a Eduardo, es una buena acción”. Así, si alguien acusaba a Isabel o a Mortimer del asesinato y usaba la nota como evidencia, ellos podrían decir que habían olvidado poner la famosa coma, con desastrosas consecuencias. Los carceleros obedecieron la orden implícita, y, según la leyenda, utilizaron un método verdaderamente salvaje para asesinarlo sin que quedasen marcas: la introdujeron un hierro al rojo vivo en el ano.
En cualquier caso, Eduardo II murió, y en su momento nadie fue castigado por su supuesto asesinato. Isabel y su amante gobernaron hasta octubre de 1330, cuando Eduardo III dio un golpe palaciego, depuso a Mortimer como regente y lo ejecutó por traición. Isabel estaba embarazada de un hijo suyo; según algunas versiones sufrió un aborto, según otras, el hijo nació muerto o murió a los pocos días del parto.
Después de esto, Isabel se recluyó al castillo Rising en Norfolk. La leyenda dice que la perdida de su hijo y su amante la volvió loca, pero en realidad consta que vivió una vida bastante tranquila, visitando a Eduardo III con regularidad. Murió en agosto de 1358, y su cuerpo fue sepultado en la iglesia franciscana de Newgate junto al corazón de Eduardo II (en aquella época era común que los corazones de los reyes fuesen embalsamados y sepultados en otras tumbas, o bien guardados como reliquias), y usando un hermoso vestido azul que se había puesto en su boda, 50 años antes.

2 comentarios:

Omarcin dijo...

Excelente información historica, me aclaro varias dudas en una sóla pagina.

alice dijo...

Buenos Días,

Me llamo Maria Rosa y soy una estudiante de idiomas, italiana. Formo parte del proyecto “Auramala”, una larga búsqueda sobre el misterioso fallecimiento del rey Eduardo II de Inglaterra, llevado a cabo por la asociaición cultural “Il mondo di Tels” e Ivan Fowler, escritor

¡Ojalá encuentren este booktrailer cautivador e instructivo!

http://www.youtube.com/watch?v=6KS3IRciYMs

Si quieren saber más, búsquenos aquí:
https://theauramalaproject.wordpress.com/about/

¡Buena Visión!