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martes, 1 de mayo de 2007

Hermes

Después de destronar a su padre Cronos, el dios Zeus se convirtió en rey de las divinidades griegas. Luego decidió que necesitaba una reina, y eligió a su hermana Hera. Fue a cortejarla a Creta, donde había fijado su residencia, pero Hera lo rechazó. Entonces Zeus se metamorfoseó en un cuco herido y embarrado, de quien Hera se apiadó y abrazó cariñosamente. Entonces Zeus volvió a su forma original y violó a su hermana, que se casó con él por vergüenza.
Hera y Zeus tuvieron cuatro hijos: Hefesto, Hebe y los mellizos Ares y Eris (uno era dios de la guerra y la otra, de la discordia). Pero Zeus tuvo amoríos con varias ninfas, que le dieron como hijos a Afrodita (con Dione, aunque según otras versiones ella nació de la espuma del mar, sin intervención de ningún dios), Hermes (con Maya), Dionisio (con Sémele) y los mellizos Apolo y Artemisa (con Leto). También tuvo una hija por partenogénesis, Atenea, que surgió completamente formada de la frente de Zeus. Hoy hablaremos de Hermes.
Cuando Hermes nació en el monte Cilene, su madre Maya lo dejó en una cueva mientras iba a buscar comida, pero el niño creció con una rapidez asombrosa y en pocos minutos se convirtió en adolescente y salió en busca de aventuras. Primero decidió robar un hermoso rebaño de vacas perteneciente a su hermanastro Apolo. Temiendo ser descubierto, ató ramas con hojas a las patas traseras de los animales, de modo que se borrasen sus huellas, y se llevó a las vacas por la noche. Apolo descubrió el robo, pero el truco de Hermes lo engañó y fue incapaz de encontrar su ganado; de modo que ofreció una recompensa por la captura del ladrón. Sueno y otros sátiros, ansiosos por obtener la recompensa, se diseminaron en diferentes direcciones para descubrirlo. Finalmente, al pasar por el monte Cilene, oyeron a lo lejos el sonido de una música que nunca habían oído hasta entonces. Al preguntar, les dijeron que un niño de extraordinario talento había nacido allí recientemente, y que había construido un ingenioso instrumento musical con el caparazón de una tortuga y algunas tripas de vaca. También vieron dos cueros extendidos fuera de la cueva donde vivían Hermes y Maya.
Con esta información, Sueno y los demás sátiros acudieron a Apolo, que fue a la cueva, despertó a Maya y le dijo que su hijo debía devolver las vacas robadas. Maya señaló a Hermes, que había vuelto a su forma de recién nacido para protegerse, y dijo que la acusación de Apolo era ridícula. Pero Apolo, que había reconocido los cueros, llevó a Hermes al Olimpo y lo acusó formalmente del robo, mostrando dichos cueros como prueba. Hermes entonces confesó ser el ladrón y le dijo a Apolo:
-Muy bien, ven conmigo y tendrás tu rebaño. He matado sólo dos vacas y las he dividido en doce partes iguales como sacrificio a los doce dioses.
-¿Doce dioses? -preguntó Apolo- ¿Y quién es el decimosegundo?
-Yo, señor -contestó Hermes.
Parece que el descaro de Hermes no ofendió a Zeus, Apolo y los demás dioses, sino que los divirtió, y decidieron aceptarlo como decimosegundo miembro del panteón de divinidades.
Hermes y Apolo volvieron al monte Cilene, donde el flamante dios saludó a su madre y tomó el instrumento que había construido, que era, como pueden imaginar, la lira. Mientras llevaba a su hermano al sitio donde había ocultado el ganado, se dedicó a tocar la lira para amenizar la caminata. Apolo, complacido al ver que el rebaño estaba realmente intacto y encantado con la música de la lira, le ofreció las vacas a cambio del nuevo instrumento. Hermes aceptó de inmediato, y desde entonces los dos dioses fueron grandes amigos.
Apolo llevó al joven nuevamente al Olimpo y le refirió a Zeus todo lo que había sucedido. Zeus advirtió a Hermes que en adelante debía respetar las propiedades ajenas y abstenerse de decir mentiras, pero no pudo disimular su satisfacción ante la precoz astucia de su hijo. Lo felicitó por su ingenio y elocuencia, y Hermes le pidió que lo nombrase su heraldo, prometiéndole defender sus intereses y no decir mentiras nunca (aunque aclaró que tampoco podría decir siempre toda la verdad). Zeus aceptó y le dijo que sus deberes incluirían la conclusión de tratados, la promoción del comercio y de la libertad de tránsito de los viajeros por todos los caminos del mundo. Luego le dio un báculo con cintas blancas que dejaría en claro su status de heraldo, que todos debían respetar; un sombrero redondo para que se resguardara de la lluvia y sandalias de oro aladas que lo llevaban de un lado a otro con la rapidez del viento. Hades también lo designó su heraldo, con la misión de traer a los muertos al Inframundo.
Hermes ayudó a las tres Parcas a componer el alfabeto, inventó la astronomía, la escala musical, el pugilato, la gimnasia, los pesos y medidas, y el cultivo del olivo. En cuanto a su primer invento, la lira, permitió que Apolo se atribuyese el mérito y aumentase el número de cuerdas de las 4 que él le había puesto (una por cada estación del año) a 7. El dios tuvo varios hijos, los más destacados de los cuales fueron Equión, que fue heraldo de los argonautas, y el ladrón Autólico, con cuya hija se acostó Sísifo y engendró a Odiseo. También tuvo con su hermana Afrodita a un hijo, llamado Hermafrodito, que fue el primer "intersexual".
Un detalle interesante es que cuando su hijo fue incorporado al Olimpo, la ninfa Maya recibió el privilegio de que uno de los meses del año fuera bautizado en su honor. Así recibió su nombre el mes de mayo, que hoy comienza.

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