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domingo, 25 de febrero de 2007

María Estuardo

María Estuardo (imágen) fue la última reina de Escocia antes de que ese país se unificara de hecho con Inglaterra en 1603. Era hija del rey James V y de María de Guise (imágen) y nació el 8 de diciembre de 1542. Su padre, al enterarse del nacimiento, exclamó "The devil go with it! It came with a lass, it will pass with a lass!", con lo que quiso decir que los Estuardo habían llegado al trono escocés gracias a una mujer (por su parentesco con Marjorie Bruce, hija del rey Roberto I) y que lo perderían a causa de una mujer. Pues James V estaba agonizando, sus hijos varones habían muerto y temía que esta hija fuera casada con la fuerza con el joven príncipe Eduardo, hijo de Enrique VIII de Inglaterra, forzando la unión de ambos reinos y la fagocitación de los Estuardo por los Tudor ingleses. Al final ocurrió lo contrario.
James murió el 14 de diciembre, con lo que su hija de sólo 6 días de vida fue coronada reina de Escocia. María de Guise se convirtió en regente y se apresuró a esconder a la joven reina para evitar que fuera capturada por los ingleses, que invadieron Escocia (la guerra entre Enrique VIII y María de Guise fue llamada con amarga ironía "el galanteo persistente").
Finalmente, en 1548, tras una terrible derrota de los escoceses en la batalla de Pinkie Cleugh, María de Guise decidió poner a salvo a su hija y le envió a Francia, de donde ella era oriunda. María Estuardo se crió entonces en la corte fracesa, junto a la numerosa prole del rey Enrique II y de Catalina de Medici. Pero la tentación que representaba la joven María fue demasiado fuerte para Enrique II, que terminó imitando a su tocayo inglés y casando a la niña con su propio hijo y heredero Francisco (imágen). María de Guise aceptó la unión pensando que si tenía que elegir entre la "tutela" inglesa y la francesa, prefería la segunda.
El matrimonio entre María y Francisco se celebró el 24 de abril de 1558, en Norte Dame. María tenía 15 años y su flamante esposo 14. En noviembre del mismo año, Isabel I, hija de Enrique VIII y de su segunda esposa, la célebre Ana Bolena, se convirtió en reina de Inglaterra al morir su hermana mayor, la ultracatólica María I (que por su brutal persecución de los protestantes fue llamada Bloody Mary). La nueva monarca era protestante y no tardó en abandonar el catolicismo como la religión oficial de Inglaterra. Los católicos del país pasaron de ser los perseguidores a los perseguidos. Esto hizo que las potencias católicas rechazaran a Isabel como reina de Inglaterra y afirmaran que la legítima monarca era María Estuardo, sobrina-nieta de Enrique VIII y biznieta de Enrique VII a través de su abuela paterna Margarita Tudor. No obstante, eso no impidió que Isabel siguiera reinando tranquilamente.
El 10 de julio de 1559 murió Enrique II, tras lo cual Francisco subió al trono francés con el nombre de Francisco II. Ahora María era reina de Escocia, de Francia y (para los católicos) de Inglaterra. Durante el reinado del joven Francisco II, la familia materna de María, los Guise, actuó como el poder detrás del trono. Esta situación duró poco, pues Francisco murió el 5 de diciembre de 1560. Como María y él no habían llegado a tener hijos, fue sucedido por su hermano menor Carlos IX, de 10 años. Su madre Catalina de Medici se apresuró a hacerse con la regencia y María Estuardo y los Guise pasaron a un segundo plano.
María de Guise había muerto en junio de 1560 -supuestamente envenenada-, y un grupo de nobles protestantes encabezado por James de Moray, el hijo bastardo de James V, había formado un Consejo de Regencia. Al enviudar María, los nobles comprendieron que su próximo paso sería volver a Escocia. Eligiendo entre que ella viniera al mando de un ejército francés y que ella viniera invitada por el Consejo, optaron por lo segundo. María pactó con ellos que permitiría que el protestantismo siguiera siendo la religión oficial escocesa, siempre y cuando le permitieran a ella y a sus cortesanos practicar el catolicismo en privado.
Al principio todo marchó bien para los nobles protestantes. María había crecido en la refinada y sutíl corte francesa y fue incapaz de adaptarse al estilo de vida casi medieval de la nobleza de Escocia, por lo que siguió los consejos de su hermanastro el conde de Moray, jefe de la facción protestante. Cumplió con su palabra en cuanto a la religión e incluso llegó a reprimir el levantamiento de Lord Huntly, líder de la minoría de nobles católicos, en 1562. Pero en 1564 contrató a un nuevo secretario privado, el italiano David Rizzio, que pronto se convirtió en su favorito (y, debido a que Rizzio, de unos 31 años, era bastante atractivo, muchos sospecharon que era algo más que su hombre de confianza). María y Rizzio terminaron marginando al conde de Moray de la toma de decisiones.
María luego procedió a permitir el regreso a Escocia de su primo católico Mateo Estuardo, desterrado a Inglaterra muchos años antes. Al devolverle su título y sus numerosas propiedades, esperaba contar con su apoyo contra los protestantes. Con Mateo vino su hijo, Enrique (imágen), más conocido como Lord Darnley, de 19 años, en quien María -entonces de 22- puso sus ojos. Había varias cualidades que lo hacían parecer el marido ideal. En primer lugar, era católico como su padre. En segundo lugar, la madre de Enrique era Margarita Douglas, hija de Margarita Tudor, por lo que Enrique era, al igual que María, biznieto de Enrique VII y sobrino-nieto de Enrique VIII. Esto significaba que un hijo de ambos tendría derechos innegables al trono inglés, puesto que Isabel I no tenía hijos. En tercer lugar, Enrique, al haber nacido en Inglaterra, ser hijo de madre inglesa y ser formalmente súbdito inglés, sería visto por los nobles como un extranjero y sería improbable que lo usaran para apartarla del poder. En cuarto lugar, Enrique era muy atractivo fisicamente.
El matrimonio tuvo lugar en el palacio de Holyrood, en Edimburgo, el 29 de julio de 1565. Fue la gota que rebalsó el vaso para el conde de Moray, quien el 26 de agosto se rebeló contra su hermanastra. El movimiento fue fácilmente aplastado, y el conde debió huir a Inglaterra.
Al poco tiempo fue evidente que todas las ventajas de Enrique como esposo no superaban a sus terribles defectos de carácter. Enrique era muy inmaduro, bebía en abundancia y engañaba a su esposa con hombres y mujeres. Como si fuera poco, sentía grandes celos de la "amistad" entre María y Rizzio. Un grupo de nobles descontentos actuó como Yago con el joven Otelo y lo incitó a deshacerse de Rizzio y a convertirse en rey absoluto de Escocia (pues si bien María le había permitido usar el título de rey, era sólo un rey consorte, sin poder verdadero). El 9 de marzo de 1566 Enrique y los nobles irrumpieron en una reunión entre María y Rizzio y asesinaron al segundo. Los conjurados hicieron prisionera a María, pero Enrique terminó traicionándolos y ayudando a su mujer a escapar y levantar un ejército. La rebelión, como la del conde de Moray, fue aplastada, pero María ahora odiaba a Enrique a muerte.
El 19 de junio del mismo año nació el hijo de María y Enrique, James. Habiendo cumplido su objetivo de tener un hijo con Enrique que pudiese heredar el trono inglés (aunque había malas lenguas que señalaban al difunto Rizzio como el padre biológico), María podía ahora sacárselo de encima. Además, la reina había comenzado un apasionado romance con James Hepburn, mejor conocido como Lord Bothwell (imágen).
Para disimular, María fingió reconciliarse con Enrique e incluso visitaba a menudo su dormitorio. Pero el 10 de febrero de 1567 hubo una explosión en la casa en donde Enrique estaba pernoctando. Los cuerpos del rey consorte y de un muchacho que tenía como amante fueron encontrados en el lugar, pero si bien el segundo había muerto por la explosión, el primero había sido estrangulado. Al parecer, Enrique sobrevivió el atentado con pólvora pero fue asesinado por el propio Bothwell mientras intentaba escapar. Tenía 21 años.
Bothwell fue acusado del asesinato, pero la comisión investigadora -nombrada por María- lo absolvió el 12 de abril en un juicio que duró unas pocas horas. El 19 de abril Bothwell reunió a 8 obispos, 9 condes y 7 miembros del Parlamento escocés y los forzó a firmar un documento declarando que María debía casarse nuevamente y que el mejor partido era, oh casualidad, Lord Bothwell. Luego, el 24 de abril, se produjo una farsa monumental: María fue "raptada" por Bothwell mientras viajaba a Edimburgo. De acuerdo con las viejas normas medievales, un hombre que raptaba y "ultrajaba" a una mujer podía luego rectificar las cosas casandose con ella. Así, el 15 de mayo de 1567, 3 meses después de que la novia enviudara y 8 días después de que el novio se divorciara de su anterior esposa, María Estuardo y Lord Bothwell contrajeron matrimonio.
Inmediatamente se produjo un levantamiento mucho más masivo que todos los que María había debido enfrentar durante su reinado. Los nobles estaban hartos de María y ahora tenían a alguien a quien colocar en su lugar: su hijito James. El 15 de junio, el ejército de los rebeldes y el de María y Bothwell se encontraron en Carberry Hill. Las tropas de la pareja estaban muy desmoralizadas y mal preparadas para la batalla, por lo que María llegó a un acuerdo con los nobles: se entregó prisionera a cambio de que permitieran a Bothwell salir de Escocia.
María fue encerrada en el castillo-isla del lago Leven, y Bothwell huyó del país con la esperanza de levantar un ejército y reponer a María en el trono (terminó encarcelado en Noruega, donde murió en 1578). El 18 de julio, María dio a luz prematuramente a dos hijos mellizos de ella y Bothwell, que murieron al cabo de unos días. El 24, la obligaron a abdicar el trono en favor de su hijo James, de un año de edad. Su hermanastro James de Moray (a quien su hermana había permitido regresar a Escocia tras el asesinato de Rizzio, y que había permanecido al margen del asesinato de Enrique y del matrimonio de María y Bothwell) fue nombrado regente.
María logró escapar del castillo de Leven el 2 de mayo de 1568, y levantó un ejército; no obstante, fue derrotada por las tropas del regente el 13 de mayo. Desesperada, María escapó a Inglaterra, esperando que Isabel I (imágen) la ayudara. María había abandonado su reclamo al trono inglés un tiempo antes, y había tratado de recomponer sus relaciones con su prima. Pero Isabel no solo no la ayudó a recuperar su trono sino que la encarceló.
Durante los siguientes 19 años, María permaneció en cautiverio. Isabel no quería reponerla en el trono y mucho menos estaba dispuesta a permitir que viajara a Francia o España para conseguir un ejército para recuperar Escocia. No obstante, tener a María Estuardo en Inglaterra también era una amenaza para Isabel. Los católicos ingleses la seguían considerando su reina legítima, y organizaron diversos planes para destronar a Isabel y poner a María en su lugar. Es muy probable que María haya, al menos, estado al tanto de dichos planes.
Isabel no se atrevía a ejecutar a María. Su temor era que su muerte sentara un precedente peligrosísimo: si una reina ungida era ejecutada, por más justificado que fuese el motivo, cualquier otro monarca podría correr igual suerte. Isabel recordaba también las polémicas ejecuciones de su madre Ana Bolena y de su madrastra Catalina Howard, ambas reinas consortes de Inglaterra. Parece que en un momento llegó a pedirle a Amyas Paulet, jefe de la prisión donde estaba cautiva María que fraguara una "muerte accidental", para deshacerse de María sin mucho escándalo, pero Paulet se negó.
En 1586, María se vio involucrada en una conspiración liderada por el joven católico Anthony Babington. Babington había conocido a María en 1577, cuando él tenía 16 años y la reina escocesa 35. Según algunos, tuvieron un affaire, pero dada la reputación de libertina de María, no hubiera sido raro que esto fuese falso. En cualquier caso, Babington se dedicó desde ese momento a trabajar en su favor. Logró reunir a un grupo de amigos católicos dispuestos a todo con tal de ver a María Estuardo en el trono inglés. Pero cometió el error fatal de enviar una misiva a María el 6 de julio de 1586, revelándole sus intenciones de matar a Isabel, a quien veía como una tirana. La carta fue interceptada por Francis Walsingham, jefe de una especie de CIA rudimentaria del siglo XVI en Inglaterra. Con ella, Walsingham atrapó y ejecutó a Babington y los demás conspiradores. María -que había respondido a la carta diciendo que antes debía buscar apoyo en el extranjero, y sin mencionar el eventual asesinato de Isabel- fue acusada de formar parte del plan y terminó condenada a muerte. Durante el juicio, María se defendió apasionadamente y llegó a decir a sus jueces "Remember, gentlemen: the theatre of history is wider than the Realm of England", afirmando que su decisión de ejecutar a una reina ungida tendría grandes consecuencias en el futuro.
Para que la ejecución pudiera realizarse, Isabel debía firmar la sentencia de muerte. Como hemos dicho, ella se mostraba remisa a dar ese paso. Sus consejeros la convencieron de firmar la sentencia, pero luego la reina cambió de opinión e hizo que lo archivaran. Entonces los ministros tomaron la decisión por su cuenta de sacar el documento de los archivos y utilizarlo para que la ejecución se llevara a cabo. Isabel recién se enteró cuando María ya estaba muerta.
La ejecución de María Estuardo, realizada el 8 de febrero de 1587, fue muy cruenta. El verdugo no pudo cortar su cabeza de un solo golpe, sino que debió darle tres. Y cuando intentó levantar la cabeza del suelo para exhibirla a los espectadores, se le resbaló de los dedos, pues resulta que María se había quedado calva en sus últimos años y usaba una peluca. También parece que María tenía entre sus faldas a un perrito, que tras la muerte de su dueña salió de su escondite empapado de sangre, ladrando de terror y asustando a todos los presentes.
El hijo de María, que reinaba en Escocia con el nombre de James VI (imágen), se convirtió en rey de Inglaterra al morir Isabel I en 1603, con lo que el objetivo de María al casarse con Enrique se cumplió. Ambos reinos se unificaron, no bajo el mando de un Tudor, como había temido James V, sino de un Estuardo, James VI de Escocia y I de Inglaterra. El cuerpo de María fue colocado en la abadía de Westminster por James I en 1612, junto a los demás reyes ingleses y a pocos metros de la tumba de Isabel.
El rey Carlos I de Inglaterra, hijo de James, terminó sus días de la misma forma que su abuela María: fue decapitado por la dictadura militar de Oliver Cromwell. Los Estuardo gobernaron en Inglaterra hasta 1714, cuando murió la tataranieta de María, la reina Ana, y subió al trono Jorge I. Con él comenzó la dinastía Hannover, que durante la Primera Guerra Mundial cambió su nombre a "Casa de Windsor" y que sigue reinando hoy.

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